viernes, 20 de agosto de 2010

Todo culo tiene escrito “Made in China”


Por la época en que el yoga y Wai Lana eran su pasión, Mónica Beatriz había decidido que para ser un verdadero “yogi” había que ser chino, o al menos parecerse a uno.
Su metamorfosis comenzó y terminó por la característica oriental más evidente: los ojos.
A pesar de que en el hospital Blas Dubarry había visto toda clase de atrocidades, incluyendo al ambulancista Anselmo sacándose de las muelas un pedazo de choripán del mes pasado, Mónica Beatriz temía a los bisturís. La idea de pasar por el quirófano para rasgarse los ojos quedó rotundamente descartada desde un comienzo.
Trató sin éxito toda clase de artilugios. El primer intento consistió en algo más bien rústico. Había atado las pestañas de su ojo derecho con una bandita elástica que pasaba por detrás de la cabeza hasta alcanzar las pestañas de su ojo izquierdo. Todo parecía funcionar de maravillas siempre y cuando no pestañara. En cuanto los párpados intentaban humedecer las córneas, una de las puntas de la bandita se soltaba y daba un chicotazo en el ojo que aún tenía las pestañas amarradas y hacía saltar el lente de contacto color verde.
La segunda empresa fue resultado de un complejo mecanismo a tracción humana. Mónica Beatriz asomó la falsa cabellera rubia por la ventana de su cocina, opacó por unos segundos al sol que brillaba en el cielo mercedino y llamó a dos de los albañiles que trabajan en su techo.
- ¡Titooooooo! ¡Jesúúúúúúús! Vengan inmediatamente para acá…
Por la escalera de madera que comunicaba la parte en construcción de la casa con el deck de la primera planta, comenzaron a vislumbrarse dos pies que luego se convirtieron en dos pies y dos piernas, que luego se convirtieron en dos pies, dos piernas y un tronco, que luego se convirtieron en dos pies, dos piernas, un tronco y dos brazos, que luego se convirtieron en dos pies, dos piernas, un tronco, dos brazos y un cuello y finalmente se convirtieron en un Tito entero. Lo mismo ocurrió con Jesús.
- ¿Qué patrona?
- Necesito volverme china.
- ¿Probó comiendo mucho arroz, patrona?
- ¡Pero déjese de decir pavadas Jesús y ayúdenme!
- Está bien patrona ¿qué hacemos?
- Tito a mi derecha, Jesús a mi izquierda. Ahora cada uno con el índice me achina el ojo ¿entendieron?
- ¿Y por cuánto tiempo, patrona?
- ¿Cómo que por cuánto tiempo Tito? ¿usted cree que uno se hace chino por una hora? No, uno se hace chino para toda la vida o no se hace chino.
- Si usted lo dice patrona.
- ¿Así le parece bien?
- Mmmm…. a ver, vayamos al espejo. No, más, más, más, mmmme parece que así está bien – dijo Mónica Beatriz cuando de tan achinado que tenía los ojos no veía en el espejo más que tres siluetas borrosas. Mónica Beatriz hubiera sido incapaz de decir cuál de las tres le pertenecía si sobre la mancha del medio no se hubiera encontrado el distintivo halo amarrillo de su pelo.
- ¿Y por qué china?
- Porque para ser un verdadero yogi hay que ser chino Tito.
- ¿Pero Yogi no era un oso? – Jesús se encontraba en este momento aún más confundido que cuando su mujer le decía “hacé lo que quieras querido”
- ¡Pero si será posible! ¡Qué abren la boca y se le caen las boludeces! Yogi de Y-O-G-A
- Ahhh, pero esos son hindúes, no chinos patrona
- ¡Por Dios! ¡Tito cállese y apriete el índice que estoy empezando a ver nítido!
- ¿Así?
- Sí, así. Mire si Wai Lana hace yoga y Wai Lana es china, el yoga es chino. Además, ahora qué cosa no viene de China, todo, todo hasta el puto dulce de leche tiene escrito en el culo “made in China”.
Luego de la reflexión sobre el precario estado de la economía argentina, la yogi y sus secuaces frente al televisor se dispusieron a hacer lo que todo chino hace: yoga. Naranja, el conejo blanco, se había subido a la cabeza de Mónica Beatriz y dormía tranquilo.
- ¿Y cómo se prende esto patrona?
- Con el botón rojo Jesús, como todos los televisores. “Corky” es más inteligente que ustedes dos juntos manga de inservibles!
- Y qué canal
- Infinito
- Sí, pero qué número patrona.
- No sé Tito, fíjese usted que yo no veo un pomo, en cuanto aparezca una china al borde del mar, con una guirnalda de flores en el cuello haciendo el saludo de la gaviota al sol, ése es.
- Che Tito ¿vos crees que será esto?
- No seas boludo Jesús, eso es un documental de Hawai.
- Pero es una con los ojos chinos, tiene un collar de flores y está en la playa. Patrona ¿está segura que el yoga no es de Hawai?
- No seas tonto Jesús y pasame el control- pidió Tito -Infinito, Infinito, Infini… uhhh Catherine Fulop, ¿no se copa con el aerobics mejor Patrona? Nosotros le tenemos el step
- ¡Pero qué manga de baboso! ¡Pásenme el control y sáquenme los dedos de los ojos que no veo nada! Ahí está, la ven: china, flores, mar y saludo al chacra pélvico. Ahora volvamos a empezar: índices en mis lagrimales exteriores y un gran “OM” para estar bien relajados.
- OMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM (los tres en coro)
- ¿Qué es lo que hace Wai Lana?- preguntó Mónica Beatriz en su ceguera “made in China”
- No sé patrona, parece que se rasca la oreja con el pie y la gaviota que está al lado le quiere picar el culo. Mire, ya bastante que la volvimos china yo no quiero ser el culpable de que encima quede paralítica y además si la gorda (mujer de Jesús) me encuentra ahora así, tocando a la patrona, se me arma la podrida.
- ¡Miren que me tienen harta, eh! ¡Fuera! ¡Fuera los dos! Vayan a seguir poniendo ladrillos y me terminan la casa rápido que me van a volver loca.

El tercer y ultimo intento resultó. Mónica Beatriz se estiró las patas de gallo hacia arriba y las pegó a las sienes con cinta scotch “made in china”. Mónica Beatriz pasaba horas enteras meditando por miedo a chocarse con los muebles, y cuando salía de la casa de la calle 32 lo hacía siempre en kimono y con Naranja atado a una correa para que la guiara.
En el Blas Dubarry la creyeron loca. Entre placa de pulmón y placa de fémur, Mónica Beatriz se limpiaba el duodeno gracias a la posición del tigre, decoraba las paredes del servicio de Rayos X con el signo OM, llevaba incienso a los enfermos con problemas en las vías respiratorias y ofrecía cura por imposición de manos a los internados en traumatología.
Luego de su desayuno habitual, un vaso de agua caliente, un ala de pollo, cerdo agridulce y un canelón, el director del hospital Blas Dubarry llamó por altoparlante a Mónica Beatriz.
- Dígame una cosa Mónica Beatriz ¿usted se volvió china o idiota? El tórax no está en los pies y las muñecas están arriba de las manos y no en el cráneo.
En su estado de espiritualidad avanzada Mónica Beatriz comenzó a considerar el lenguaje oral como defectuoso y prefería mantener conversaciones mediante banderas de señas náuticas. A la pregunta sobre si su nueva condición intelectual era la de un subnormal o un oriental, Mónica Beatriz sacó de su cartera la bandera lima (bandera ubicada en la esquina superior derecha del texto que significa: “pare su buque inmediatamente”). El director que no entendía de mares pero sí de fútbol tomó aquello como una burla por la derrota del domingo anterior de su equipo Estudiantes de Mercedes ante el Club Social y Deportivo de Flandria y le dijo:
- Antes muerto que “Canario”.
Mónica Beatriz que no entendía de mares y menos de fútbol, pero sí de pájaros tomó aquello como una acusación extremadamente racista sobre su nuevo color piel. Como no tenía otra bandera en su cartera, Mónica Beatriz consideró que lo mejor era no responder, tiró varia veces de la correa de Naranja para que el conejo dejara de comer los malvones del director y se marchó. En el camino hacia la puerta, Mónica Beatriz chocó con una camilla y se enredó los pies con un estetoscopio.

Sobre la puerta de la casa de la calle 32 Mónica Beatriz colgó el siguiente cartel: “Primer centro mercedino de Resistencia Maoísta”. Mónica Beatriz se atrincheró en su cuartel y reclutó por la fuerza al Doctor Lee, acupunturista reconocido y único chino de la ciudad. En un acto de rebeldía Mónica Beatriz obligó al Doctor Lee a tatuarle con las mismas agujas que él usaba para aliviar el estreñimiento “Made in China” en su nalga izquierda. Pasaban el día entero practicando yoga y Tai Chi Chuan, en los ratos libres jugaban al Mahjong o discutían muy seriamente sobre las decoraciones para los próximos festejos del Año Nuevo Chino. Juntos idearon un nuevo método interactivo para recaudar adeptos “Ser yogi o chino es fácil y además se puede hacer por teléfono!!!”. Crearon también una página en Facebook “Yo también me di cuenta que era chino a los 45 años” a la que Mónica Beatriz subió una serie de videos titulada “Yoga fácil para yogis rubias” y una guía paso a paso de “Cómo transplantar un bonsai al jardín y ahorrarle el complejo de inferioridad”. Ante la preocupante falta de “fans” el Doctor Lee interrumpió su Yema Fenzong a la mitad para dirigirse a su Comandante:
- Mónika Beatliz, cleo sabel pol que no tenel “fans”. Pelo lubio no chino, pelo neglo si chino. Complende??? Lubio no chino, molocho si chino.
Mónica Beatriz, que se encontraba haciendo un móvil con fideos “moñitos”, tiró el paquete de pastas al suelo, se arrancó de un tirón la cinta scotch y juró por Confucio, con el kit de acupuntura en la mano, que si no iba del “cualtel” inmediatamente le iba a dejar los ojos como dos sandías y el culo como un alfiletero. El Doctor Lee se marchó y con él el sueño de la nueva República Popular China en la ciudad de Mercedes.
Mónica Beatriz salió a la calle y corrigió el cartel: “Primer centro mercedino de Resistencia Maoísta. La casa se reserva el derecho de admisión ”.

3 comentarios:

  1. Jjajajja, me gusta la locura del texto, mezclado con algunas perlas de sabiduría ... interesante, interesante.

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  2. Seguiré siguiendo a Mónica Beatriz, excelente personaje.

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