martes, 29 de marzo de 2011

Dubarry Joup III


Resumen del capítulo:
Luego de que Cabrera aceptara interpretar al Dr. Ross en la serie “Dubarry Joup”, un nuevo obstáculo se le presentó al show: la falta de herido. Pragmática y expeditiva, Mónica Beatriz ordenó a Tito que citara al Hormiga para atropellarlo. He aquí el desenlace de esta apasionante historia “detrás bambalinas”.

El Hormiga apareció caminando por la 29 y cuando llegó a la esquina de la 32 empezó a mirar para todos lados. Tito arrancó la furgoneta y pisó a fondo el acelerador. Mónica Beatriz, sacudió a Cabrera y repitió la única frase que aquel momento tan decisivo le permitió recordar del inglés:
-       ¡Güec up! ¡Dóctor Ross, Güec up! ¡An inocent soul nids iu!
Cabrera, sobresaltado, de puso de pie y se dio la cabeza contra el techo de la ambulancia. “¡Esperiencia lúdica!” dijo confundido al mismo tiempo que realizó un saludo militar. Una de las ramas, que habían usado para el camuflaje, quedó enganchada al limpiaparabrisas y obstruía el panorama. Se dieron cuenta de que ya habían atravesado la calle 27 por el bocinazo de un auto, y se dieron cuenta de que ya habían llegado a la 29 y 32 por el estruendo que hizo la camioneta al incrustarse en una casa de la esquina. La puerta trasera se abrió y al grito de “!Jarri ap! ¡Jarri ap!” Mónica Beatriz obligó al equipo técnico, algo mareado por el coche, a descender del vehículo y continuar con el rodaje.
-       ¡O mai gad, Dóctor Ross, ai tink güi lost jim, ai cant si jim! –
La expresión de dolor en la cara de Mónica Beatriz no tardó mucho en cambiar a la de asombro cuando vio al Hormiga correr a toda velocidad hacia el camarógrafo.
-       ¡Guach aut, Taito, guach aut!
-       ¿Qué? ¿una guacha, Patrona? No le entien.
La trompada que el Hormiga le dio al pobre Tito lo dejó tirado en la calle. “¡Te voy a matar hijo de remilputa!” decía el Hormiga mientras le seguía pegando piñas a Tito, que trataba de no dejar caer la cámara, “¡Primero la mentira sobre la Romi y después tratás de pasarme por arriba con el coche, sorete de mierda!.” Segundo se había acercado a la pelea y, entusiasmado, había comenzado a ladrar y a dar saltos. Jesús, trataba de separar a sus compañeros con la caña y el cepillo de brushing, y Cabrera, del pedo que tenía, se quedó dormido contra un árbol.
-       ¡Ou, ies, a rial fait! ¡jit jim jard, Hormiga! ¡and iu Taito, dont bi sach e pusi and kip filmin! ¡Güi güil not estop antil de Óscar “Dubarry Joup”!- arengaba Mónica Beatriz, mientras las gotitas de sangre, provenientes de la nariz de Tito, se le sumaban a las manchas de vino tinto en su guardapolvo.
La policía y una ambulancia de las verdaderas no tardaron en llegar. Mónica Beatriz le prometió al cabo López que si no se llevaba al Hormiga, su nuevo camarógrafo, le daría una mención especial en los créditos de “Dubarry Joup” y se comprometía, además, a venderle las rifas del sorteo anual de la Bonaerense con el disfraz del último carnaval. Antes de subirse a la ambulancia, Mónica Beatriz sacó de la canasta una de sus fotos, la autografió y se la dio al cabo López en señal de agradecimiento.

Cuando llegaron al Blas Dubarry, Mónica Beatriz le arrancó la camilla al ambulancista Anselmo, apoyó a Naranja y a Segundo sobre la panza de Tito y corrió hacia Urgencias, seguida por Cabrera, Jesús y el Hormiga.
-       ¡Beti, ai tink de peishient is gouin tu nid estichis, and ai nid iu tu pripear dóctor Cabrera Ross for sergeri! ¡Du it fast, Taito jas bled tu mach, aim efreid ji is not gouin tu meik it!- Ordenó Mónica Beatriz a la telefonista Beti.
-       ¡Moni! ¿cómo estás?- respondió Beti- ya me llegaron los productos que me encargaste de Avón.
Mónica Beatriz abrió la caja de tiritas para puntos negros, miró a Tito y llamó a Cabrera.
-       A ver, quédese quieto que le voy a poner esto en la nariz para limpiarle los poros.
-       ¿Y Tito, Patrona?- preguntó Jesús.
-       Se ve que usted de belleza no sabe nada Jesús, con toda esa sangre no le va a agarrar el pegamento.
-       Por eso Patrona, no le parece que tendríamos que coserlo.
-       ¡Ou mai gad! Iu ar rait- dijo Mónica Beatriz que había vuelto a ser la Dra. Weaver y agregó en criollo- Beti, prepáreme al doctor Cabrera Ross para cirugía y mándelo al quirófano.
-       Venga conmigo doctor que lo vamos a esterilizar, de paso por qué no le da una ojeadita al nuevo catálogo de Avon, tal vez le interese algo. Y vos nene- dijo Beti al Hormiga- ¿no me harías la gaucheadita de atender el teléfono si suena?.
Beti, Cabrera y Segundo desaparecieron tras una puerta vaivén y Mónica Beatriz sacó el costurero de la canasta.
-       ¿Güich is iour feivorit color, Taito? Forguet de cuestion, ai ounli jav ielou- dijo Mónica Beatriz y comenzó a enhebrar la aguja.

Como era de esperar, “Dubarry Joup” fue rechazado por Multicanal. Mónica Beatriz, indignada, escribió una carta al gerente de la compañía diciendo que en este país de pardos la raza aria no tenía futuro alguno y que iba a probar suerte en Paraguay, donde los rubios eran considerados como lo que eran: superiores. Anuló su contrato con la empresa y se suscribió, de puro resentimiento nomás, a Cablevisión. El día de la filmación, Cabrera realizó su primer transplante hepático.


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